Movimiento último
El reloj sobre la mesa recordaba con un duro tic tac que seguía ahí.
-Mueve la torre! Gritó un pequeño duendecillo, que sólo él podía ver, desde la grada.
Separó la mirada del ser dimuto y volvió mirando, primero a su contrincante, a su tablero, pero no hubo torre que valiera.
23 noviembre 2008
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