Lo que no se va a quedar en ganas es mi paseo compartido por el Parque de La Ereta, en Alicante. Se conoce que es uno de esos lugares realmente atractivos y agradables que existen en esta ciudad, hay quien dice que hay pocos, hay quien dice que hay alguno. Este parque se aproxima a las iniciativas que pienso que deberían de darse más a menudo en nuestras ciudades; la recuperación de espacios ricos en identidad, historia y carisma. Lugares con fuerza y orgullo de ser como son que en cambio se vacían y deshacen en forma de espacios con aspectos lamentables y desentendidos. Eso es en lo que les hace caer el olvido.
Pero bueno, dejando de lado este pequeño incidente mental que he sufrido, yo me había animado por todo lo contrario. El Parque de La Ereta fue un gran descubrimiento hace unos días. Además de descubrir los refrescantes rincones del Santa Cruz de Alicante (aunque con numerosos escalones y pendientes, jeje), descubrimos en la travesía que por allí cerca andaba una rehabilitación y proyecto de un profesor nuestro de la Escuela, Miguel Salvador Landman. Entre dos mundos muy distintos, el de la muralla del castillo de Santa Bárbara y el barrio Santa Cruz, éste último con sus vecinos que viven a ritmo de grito, la inevitable relación con los patios andaluces, geranios y blancas paredes, aparece el Parque de La Ereta.
Me gustó entrar desde la parte de atrás. Me sorprendió mucho más encontrarme con todo aquello de repente, sin saber la forma que tendría y los aparentemente mil caminos que podía elegir, que si lo hubiera hecho desde abajo, la parte de delante. Esto fue totalmente azaroso, así que no tiene ningún mérito. Pero a día de hoy, habiendo podido ver plantas y demás dibujos de proyecto de este espacio, me quedo con la primera sensación.
Paco Fabregat
Y creo que esto es todo lo que puedo aportar a día de hoy. Creo que estoy un poco frío todavía, y no es para menos, después de que una gran duda de identidad bloggera haya arremetido sobre mí. Así que me disculpo a mí mismo y prometo que si vuelvo a traer una visita (que lo haré) será con fotografías propias, y más dedicada.Después de la pertinente parada en el acceso para coger fuerzas, me parece entender que tengo muchas opciones a elegir, y que más vendrán más adelante (ésta última es la mejor). Escojo una de ellas, para qué darle importancia a la elección. El cansancio que pueda provocarme la pendiente se disipa con lo sorprendente de cada paso, cada mirada a lo que voy dejando atrás, y cada descubrimiento de nueva senda entre los arbustos y rocas. Me engancha no saber que puedo encontrarme, me encanta recorrer pasos estrechos y pararme de vez en cuando par alargar el momento. Al llegar al mirador que se encuentra en lo más alto, imaginad el asombro, puedo ver Alicante entero, puedo sentirme súper pequeño ¿verdad?, tocar el mar con las manos, y estirarme bien... pero también puedo ver que todavía me queda mucho parque por recorrer y descubrir, así que después de otra pertinente parada, me decido a descubrir los diferentes espacios que se van sucediendo ladera abajo; podemos tumbarnos sobre madera curvada, fotografiarnos junto a varias situaciones, descansar, besar el agua que recorre normalmente los estanques, o en su defecto a tu acompañante, puedes tomar una siesta u observar a ese señor que pasea a su divertido perro igual que tú paseas al pequeño explorador que llevas dentro. Al final,y sin darte cuenta, habrás llegado a la gran pérgola de madera que quiere ser mar, sí, para que también le acaricies. Sería un error irte a casa en ese momento, ahora que conoces la columna vertebral del parque, lo mejor será que te pierdas entre la ladera de los olivos o subas a conocer el resto de rincones que esconde. Pero bueno, eso si todavía te quedan fuerzas.
Y ahora sólo me queda entender
que todo sigue igual que ayer
que no crezco ni con duros
ni con ostias ni con fe
Que me conformo con tu sonrisa
con que alimentas mis días
empezaré a fingir... que ya no soy así
"
diciembre 2005
2 certezas:
Hola!
animo con el blog! no lo dejes,
Saludos
Me alegro de que hayas vuelto...
Por un ratito me he evadido pensando en Alicante y la brisilla que debía llegar desde el Castillo.
Un abrazo con mucho cariño
Publicar un comentario