Pasarela y ascensor panorámico. Cerro de la Concepción, Cartagena.
Andrés Cánovas Alcaraz y Martín Lejárraga.
Andrés Cánovas Alcaraz y Martín Lejárraga.
Debía correr el año 1936. Que cojones, debía correr no, corría el año 1936, un año que a todos nos refresca páginas de nuestros libros de historia de España. La guerra civil estaba provocando verdaderos estragos en muchas de las ciudades y pueblos de menos entidad de la geografía española castigada por los enfrentamientos. Cartagena fue la última ciudad en rendirse ante las tropas del general Franco, y antes de esto fue asediada por decenas de bombardeos, cientos de ellos en las versiones de quienes fueron más castigados por la masacre, algo que dio origen a los refugios antiaéreos situados en el interior del cerro de La Concepción.
Estos refugios tenían capacidad para albergar a más de cinco mil personas. Personas aterradas y en algunos casos convalecientes de enfermedades o lesiones graves. Sin duda no debía de tratarse de un paraíso, pero tampoco cabe duda alguna de que aquella pequeña grieta que se abrió artificialmente en aquel cerro, salvó un número elevadísimo de vidas.
De todo lo que nos contaron en la visita que realizamos hace unos meses allí, lo que más me agradó en mi faceta curiosa, fue esa imagen de cómo se intentaban controlar los espacios del refugio para que fueran mínimamente habitables.
Lo cierto es que visitamos varios sitios en aquella escapada a Cartagena (el Teatro Romano, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática y EL PUERTO, bonico puerto), pero creo que lo más emocionante fue subir por el ascensor panorámico que se ha instalado hace no demasiado para subir al mirador que hay junto a las faldas del Castillo de la Concepción. Eso y las vistas desde el mirador... fue realmente divertido. ¡Que manera de menearse tenía aquella pasarela! ¡Que guapada!
Estos refugios tenían capacidad para albergar a más de cinco mil personas. Personas aterradas y en algunos casos convalecientes de enfermedades o lesiones graves. Sin duda no debía de tratarse de un paraíso, pero tampoco cabe duda alguna de que aquella pequeña grieta que se abrió artificialmente en aquel cerro, salvó un número elevadísimo de vidas.
De todo lo que nos contaron en la visita que realizamos hace unos meses allí, lo que más me agradó en mi faceta curiosa, fue esa imagen de cómo se intentaban controlar los espacios del refugio para que fueran mínimamente habitables.
Lo cierto es que visitamos varios sitios en aquella escapada a Cartagena (el Teatro Romano, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática y EL PUERTO, bonico puerto), pero creo que lo más emocionante fue subir por el ascensor panorámico que se ha instalado hace no demasiado para subir al mirador que hay junto a las faldas del Castillo de la Concepción. Eso y las vistas desde el mirador... fue realmente divertido. ¡Que manera de menearse tenía aquella pasarela! ¡Que guapada!
Pasarela y ascensor panorámico de acceso al
mirador y Castillo de la Concepción en
Cartagena.
mirador y Castillo de la Concepción en
Cartagena.
Este último "pirindolo metálico" que facilita el ascenso al Castillo de la Concepción es obra de Andrés Cánovas Alcaraz y Martín Lejárraga. Amigos Andrés y Martín, vuestro pirindolo se mueve bastante, pero ESO MOLA y además es normal, que no se preocupe nadie. Siento quedarme hoy en reflexiones tan poco objetivas y profundas :)
4 certezas:
Hola.
No me paro a leerte porque tengo un dolor de cabeza bestial.
Solo quería recordarte la porra de éste finde, ok?
Besos.
Fran, Cartagena no fue la última ciudad en rendirse, ella sola. Alicante ciudad se rindió el mismo día. Menos arquietectura y más historia!!
Jajaja.
nos vemos
salut
Hola Tantalio!!
Ya sabía yo que esto podía traer problemas!! jeje. He dicho que fue última, no que fuera la única. Y así lo aseguran los textos en los que lo he leído, de verdad. De todos modos, gracias por la corrección! Un saludo historiador
Conoci en Mayo Cartagena y el Teatro me encantó.
Saludos
Publicar un comentario