Existe un lugar al que van a parar todos aquellos objetos que han sido objeto (valga la redundancia, siempre quise usar esta expresión) de un despiste, de la crueldad de un ser humano (quitándole ese derecho a adjetivarse humano) y su ansia de robo o del singular destino que tenía escrito.
Ese lugar no distingue de las razones de su estancia allí.
Aquellos objeto de un despiste, argumentan que se sentían poco valorados, "¿por qué tuve que dejar de ser tenido en cuenta y abandonado en aquel lugar?".
Los segundos, objeto de la sangre fría de un extraño se preguntan por qué nacieron tan atractivos, bellos y con esa luz roja que levanta deseos hasta del más impotente.
Y los últimos no argumentan nada, permanecen sentados en su silla de madera diseñada en los años 60 (decimos diseñada por decir algo), con los ojos en ninguna parte y tan solo piensan para sí mismos, "Nada podía hacer ante lo que se me venía encima" y una y otra vez se lamentan por no haber disfrutado de su condición de objeto poseído y valorado por alquien.
Pero ese lugar no distingue de razones. Objetos perdidos es un lugar donde no importa la historia de tu camino, sólo importa la razón de existencia que todavía perdure en el espíritu del objetio.
¿Que los objetos tienen espíritu?
CLARO
25 marzo 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 certezas:
Véase My Blueberry Nights
Publicar un comentario