26 septiembre 2010

Who's gonna save my soul now...?

Nos situamos; a este tipo le están lanzando las ya conocidas lanzas...

- I need space...
- I need the time to...
- It's not you... it's me...
- I'm trying to find out who I am...

...más o menos. El resto creo que es más que recomendable verlo.




Y estos animalitos siguientes tampoco dicen tontería alguna. No perdáis nunca de vista vuestra bufanda cian.



Parece de esas pequeñas cositas que recuerdan todos los días dónde estamos y por qué.



PD: Hoy... llegamos a la entrada 200 ^^ Bonita manera de hacerlo, ¿no creéis?

Pequeño reencuentro con estos dos vídeos que me han encantado de la edición 2008 de Animadrid. Ya está en marcha Animadrid 2010.

22 septiembre 2010

Arena y sal

Sirena de Asfalto es el nombre con el que ahora se hace llamar esta banda nacida en Elda-Petrer, a quienes antes se les conocía como Dulce Ironía. Son personitas jóvenes de nuestra tierra, y como entusiasta que soy de los nuevos proyectos con ilusión, este me encanta.

Myspace - Sirena de Asfalto

Aquí traigo para enseñaros, Arena y sal, el que se conoce como su primer single podría decirse, con videoclip de lo más salao que pueda encontrarse uno por la playa [¿¿me seguís?? BUOOOO] La canción es muy chula, y el resto de sus temas también me lo parecen, por eso les he hecho un hueco por aquí. A ver si tienen suerte y pueden seguir caminando en su pequeño sueño. Para empezar me gustaría que les hicieseis un rincón en vuestro día.

Sirena de Asfalto - Arena y sal




Palabras que van de aquí para allá
Palabras que nunca dicen la verdad
Palabras que cuentan "no te voy a encontrar"
Pero me da igual, lo voy a intentar

Sé que te voy a encontrar en esta playa, muy cerquita del mar
Y en mi mirada junto a arena y sal, descubrirás que te quiero de verdad

15 septiembre 2010

Bienvenidos de nuevo

Ahora sí que no tiene vuelta atrás. Se fue el verano una vez más, y a continuación lo que llega es el comienzo de curso, el trabajo encima otra vez, las cotidianeidades y cosas que podría comentar de igual manera cada nueva temporada que doy por comenzada, así que me lo voy a ahorrar.

Hoy doy por iniciada esta tercera temporada de Bienvenido a la incertidumbre. Un nuevo cambio de imagen para la cabecera que habla un poquito de mi verano, al igual que hice con la anterior cabecera que contaba un poquito mi estancia en aquella isla tan maravillosa que fue para mi Lanzarote. En este caso, no me he separado en todo el mes de la playa de San Juan, un lugar bastante menos singular, pero sin duda mi casa durante los 23 veranos completos de mi vida. Qué menos que una cabecera para esa arena que ha visto crecer el número de pie que he ido calzando con el paso de los años. Hasta el 47 en el que me hallo ahora, San Juan me ha brindado grandes cosas. Este año me ha servido de guarida personal y de escenario para grandes momentos con los míos. Mi cumpleaños rodeado de amigos, mini-conciertos en la noche, unas palas al sol, cenas en Popeye con mi familia, las visitas de mi primos pequeños, las borracheras incontroladas y de las que casi siempre me arrepentí al día siguiente, baños nocturnos en la piscina, mis primeros acordes desafinados con mi guitarra... y demás cositas.

Gracias San Juan [la playa, por eso lo del femenino :P], este año has sido la elegida para ser testigo de cada entrada que Bienvenido a la incertidumbre sufra, darás el visto bueno antes de cada "Publicar entrada". Ese será tu cometido y espero que lo sepas valorar... dentro de un año aproximadamente, si nada ocurre, vendrá alguien a sustituirte, disfrútalo... y hazme sentir orgulloso.


Y sin más, cierro esta primera entrada que enlaza este verano ya pasado que todos hemos vivido, y espero que disfrutado también por vuestra parte, con el otoño que nos llega. Siempre con unas temperaturas más agradables, con proyectos nuevos que afrontar, ilusiones y demás tópicos. Mucha suerte desde aquí... y mucho ánimo. Espero seguir teniendoos cerca :)

¡¡Un abrazo saludable!! ¡Nos leemos!

13 septiembre 2010

Y metrópolis amaneció...


Madre mía... !se me pasaba comentaros algo!

Ha surgido en el mapa bloggero un nuevo pretendiente para nuestras horas de lectura y entretenimiento. Dicen las nutridas mentes de éste, nuestro mundo bloggero, que se trata de una novedosa propuesta. Mixtura entre lo que todos conocemos como un blog personal... con aportaciones de todo tipo, y con el plus de pequeñas introducciones a temas que sus dos guionistas consideran muy importantes en la dirección que está tomando nuestra sociedad. Quizás se crean muy egocéntricos en sus disciplinas, pero yo soy uno de ellos, así que no os metáis con ellos, que estoy muy loco... jeje.

Amanece metrópolis nace desde la ilusión de hace tiempo de un amigo mio, Juan, y yo, vuestro amigo FranBlanco. Cruzar nuestras disciplinas, arquitectura y economía, siempre ha sido una de nuestras ilusiones. Buscar los puntos en común y explotarlos podría ser uno de nuestros principales intereses, pero éste se quedaría muy cojo si no lo acompañásemos de otro tipo de propuestas más cercanas e intangibles.

Espero que os podáis pasar por allí también para ver qué tal nos va, seguro que os interesan muchas cosas que Juan tiene que contarnos y que yo os intentaré colar. Yo seguiré siempre cerca de Bienvenido a la incertidumbre y prometo no dejarlo huérfano (siempre y cuando vosotros/as prometáis no abandonarme :$)

Un abrazo saludable... ¡nos leemos!

06 septiembre 2010

Torres Blancas. Madrid


"Cuando hice Torres Blancas tuve ese único objetivo: molestar a la gente, agredir al paisaje, de tal manera que la gente levantara la cabeza y dijera: ¡caramba!, pero ¿tanto bien o tanto daño se puede hacer con la arquitectura?... ¡Sí, señor! ¡Estamos cansados de hacer paisajes grises, ambientes no molestos en los cuales a lo mejor no es penoso vivir, pero tampoco es gratificante!"


Esto es lo que Sáenz de Oiza dice en sus Escritos y Conversaciones acerca de Torres Blancas, 1969. Un proyecto que sin duda algunos tenemos en nuestra retina, ya que posee una imagen inconfundible. Probablemente tendremos grabada una imagen en blanco y negro de este peculiar edificio. O al menos esa era la imagen que presidía el nombre Torres Blancas en el banco de mi memoria. A día de hoy he conseguido memorizar otra serie de sensaciones que esta mole de hormigón visto me trasladó el día que me acerqué a sus aledaños.


Tampoco me encontraba muy lejos de allí esos días. De hecho me acerqué caminando desde el piso que me daba cama. En un minuto me planté en la Calle Francisco Silvela, la recorrí hasta su principio norte, y desde allí me lancé por la Avenida de América sabiendo que de un momento a otro me encontraría con mi ansiado postre. Premeditadamente me situé en la acera opuesta a donde, en principio, debía aparecer mi amigo Torres Blancas. Creo que intuía que iba a ser una buena posición para mi primera impresión. Y así fue, de repente apareció en mi horizonte ensimismado, la calva de este viejo portento arquitectónico. Torres Blancas estaba allí, tal y como los mapas turísticos me habían prometido.




-"De blancas no tienen nada"- me dije a mi mismo en un primer auto-comentario sarcástico. Pero tras este primer sarcasmo que pensé, porque son reacciones que me acompañan allá donde voy, creo que me enamoré para ese día. Me enamoré de su presencia, de su verticalidad y de su inédita transparencia. Pude soportar poco tiempo en aquella acera alejada de sus raíces, lo justo para hacer alguna rápida toma fotográfica, y enseguida me acerqué al paso de cebra más cercano (como para jugarte la vida con esas enormes avenidas y los zumbaos que hay por allí).



Me daba bastante miedo acercarme y asomarme a aquel límite tan campechano que Sáenz de Oiza había propuesto para su obra. Sí, el límite de la urbanización era bastante extraño, te permite ver lo que ocurre dentro, te deja morirte de envidia, pero a la vez te está diciendo, -Ay gorrión no quieras entrar que no te vamos a dejar- Y así fue. Al menos eso fue lo que me dijo el portero que se encargaba de sus labores en el zaguán del interior. Al parecer hace algunos años aquel edificio era visitado por masas de gente que entorpecían el disfrute de los propios vecinos, de hecho se fletaban autocares desde lejos para hacer visitas guiadas... -¡¡Pero señores!! ¡¡Que ahí vive gente por las noches!!- Así que no tuve una visita fácil.


Tuve la suerte de mostrar mi lado más afable cuando una señorita que se encontraba de mudanzas pasaba por allí. Ésta se ofreció para hacerme pasar con ella al interior del edificio, incluso me permitió ver su vivienda (con cajas y más cajas, señores empaquetando sus enseres y un transistor a todo volumen), por lo cual le estuve muy agradecido.


Entrar en aquel zaguán fue una experiencia única. He de confesar que ni siquiera lo conocía en fotografías, así que fue toda una sorpresa. De repente me encontré sumergido en un pequeño océano. Bueno no, creo que fue algo más parecido a convertirme en un pequeño pececillo en busca de microscópica comida en las tripas de un banco de coral. Empezando por el pavimento, continuando por el revestimiento de las paredes, las formas que éstas trazan sobre el suelo, y concluyendo con la tremendista propuesta de Sáenz de Oiza para dibujar un cielo sumergido que te inunda en incertidumbre... todo ese escenario es una gran poesía. Es una muestra gratuita del más puro organicismo aplicado a la tipología de torre de viviendas y oficinas. Y todo ello sin dejar de lado en ningún momento lo funcional que debe acompañar a un espacio distribuidor como es este.






Ahora sí. Sin burla, pero con ojos pícaros, saludé al portero de Torres Blancas. Un saludo desde aquí, amable señor. Nos introdujimos en el ascensor perdiendo de vista aquel micro-clima y enseguida nos plantamos en la planta 17 de Torres Blancas. Fue poco grato subir tantos metros sin apenas disfrutarlos, así que, cuando la amable (alicantina por cierto) señorita, terminó de enseñarme su "vivienda en proceso", decidí bajar todas aquellas plantas una a una. Hice de aquel momento lo más largo posible. Sentí cada rama de este árbol que es el edificio. Me paré en algunos de ellos, me senté, pensé en otras cosas, me volví a levantar y continué descendiendo. En todas las plantas sacaba la cabeza por el pequeño espacio que quedaba entre el núcleo de escaleras y los pasillos de las viviendas. Miraba extrañadísimo aquella enredadera de luz que Sáenz de Oiza había trazado desde el zaguán hasta la azotea, pero me daba seguridad, es una buena referencia para asegurarse uno mismo de que sigue atado a la tierra.

Azotea

En Torres Blancas se despliega el deseo del arquitecto por generar en un mismo edifico, una ciudad. En ella sus habitantes podrían relacionarse, vivir, trabajar y disfrutar de todo cuanto estuviese a su alcance. Planteadas algunas de sus plantas como oficinas, con un restaurante en la azotea (hoy también oficinas), con espacio jardín en la misma, el espacio común que se desliza en torno a toda la escalera de caracol principal y el jardín que se encuentra a la altura de la calle, Torres Blancas se convirtió en un lugar muy atractivo para vivir, especialmente en los años 70 para personajes muy vinculados con el mundo de las Bellas Artes.


Y bueno, creo que ha llegado un punto en que me he excedido, y quizás no os haya contado nada. Os invito a que visitéis este par de enlaces para saber más curiosidades y realidades técnicas de este lugar. Sin olvidarme, por supuesto, de empujaros a visitarlo si algún día estáis cerca.

Revisión del Interior: Torres Blancas
Los bulos del árbol de hormigón

Este ha sido un pequeño desglose de sensaciones de una visita única, pues no volveré a tener una primera vez con este edificio. Visitad su vista aérea, porque tampoco tiene desperdicio.

PD: No son blancas, ¿verdad? Ui, pero tampoco son varias torres, ¿no? :) Esos enigmas los cuentan mejor en los enlaces que os he facilitado.


04 septiembre 2010

Mi primo Manolín II


"...me advirtieron de que bajaría la luna a recordarme que había sido mía. También me dijeron que me recordaría que se había marchado como una niña. La luna me recomendaría meter la cabeza bajo tierra y que ahí, abriera los ojos para darme cuenta de que si había sido yo quien le había dejado marchar... era mejor olvidarme. Me advirtieron, y así fue. No puedo decir que no fui prevenido. Cuando tuve a aquella luna delante de mi, mirándome firmemente a los ojos, le dije que sí, que había sido yo quien le había dejado de amar... pero que aquello fue sólo un instante..."
Otro momento dado, fue sólo un instante



Que manera de sucederse momentos dados madre mía. Susto da. Que susto da todo por cierto. ¡He pasado unos días en Madrid! He estado de boda y visitando a una gran e importante ejecutiva que reside actualmente en la capital y que me ha recibido con los brazos abiertos y me ha cuidado muy bien. Que maravilla que alboroto, lo que me has regalado no cae en saco roto ^^
Pero no podía ser todo tan bonito. Me robaron en el metro, al más puro estilo carterista, y eso me ha tocado bastante las narices.
En el viaje de ida paramos en la misma gasolinera de siempre. Pero no fue como recordaba. Si alguien es capaz de echar la vista atrás, recordará que ya intenté retratar aquel sitio y situación, además de presentaros a mi primo Manolín. Esta vez también nos recibió en su casita él, que genialidad de hombre. Bueno a lo que iba. Creo que en dos años me he venido abajo. La capacidad de conseguir una imagen en concreto lo demuestra. Si en aquellos momentos fui capaz de recoger aquella instantánea, y en estos momentos he sido capaz de capturar esta otra... Además... regresé más ilusionado me da la impresión. Cosas que pasan.

A ver si en próximos días os enseño sitios que me gustaron mucho mucho de allí y me animo con la nueva temporada.